viernes, 22 de julio de 2016

Jesús Enrique Colombo, un venezolano en Jaén



     A pesar de haber nacido en Venezuela, el novillero Jesús Enrique Colombo ha asentado sus raíces toreras en tierras jiennenses. La explicación está en que desde hace dos años está siendo apoderado nada menos que por la casa Ruiz Palomares, así que su presencia en tentaderos por las ganaderías de la zona es más que frecuente, como no podía ser menos.
     Entre ellas, la de Paco Sorando, que hace unos días, cuando el calor de verano todavía no había arrasado, le encerró unas vacas para que rematara lo que ha sido una intensa preparación invernal de cara a un verano que se antoja clave para él. 







     No se entiende cómo, a pesar de haber firmado un tremendo final de campaña en 2015, con éxitos tan destacados como las cuatro orejas y rabo cosechadas en una feria de novilladas con tanta repercusión como Villa del Prado, apenas se haya visto anunciado en la presente campaña, donde sólo lleva una actuación, que saldó saliendo a hombros en Santisteban del Puerto.
     La verdad es que el panorama de los novilleros con picadores está como para tirar los trastos y salir corriendo, porque apenas se están dando festejos donde los integrantes del escalafón puedan hacerse y coger oficio. Luego algunas empresas se hartan de hablar de futuro… y apenas si lo promocionan. En el pecado llevarán la penitencia. 








     Por suerte, entre agosto y septiembre llegan varias ferias de novilladas, en la mayoría de las cuales hará el paseíllo este novillero venezolano. Para empezar, mañana torea en Mont-de-Marsan, y después hay por delante compromisos como Sigüenza, Casavieja, Escalona, Calasparra, Villaseca, Villa del Prado, Cadalso de los Vidrios, Almoguera y, seguramente, Arnedo. Un puñado de fechas donde reivindicarse y llamar a las puertas de esas plazas grandes que, para los toreros en su situación, lo dan todo. De momento, mientras llegan, y para los que no lo conozcan, sirvan estas imágenes para mostrar cómo es el toreo de Jesús Enrique Colombo








viernes, 8 de julio de 2016

Curro Díaz, en la Muerte de un Toro Bravo

     A veces, las palabras pueden decir tanto como una imagen. Pero, sólo si son en verso llegan a poder expresar en toda su dimensión lo que simbolizan  momentos tan trascendentales como el de la muerte de un toro bravo, atravesado por el rayo de la estocada. Por eso, para describir ese instante que sublima la Tauromaquia, le pedí a Juan Jesús Espinosa, artista en verso, que me hiciera el honor de ser la primera firma invitada en los casi diez años de vida de este blog. Y, claro está, lo ha bordado. 








Llegó el momento supremo, 
como tantas otras tardes.
Gloria o infierno, maestro,
en el latir de un instante.

Las mismas yemas que antes
esculpían tus naturales,
marcan ahora el camino,
en el inicio del trance.

La diestra viste de acero
y se perfila en silencio.
Una muñeca de almíbar
dibuja el rumbo certero.

Frente a frente.
Vida o muerte.
La cruz espanta al diablo
y el hombre busca su suerte.

En buena lid cruzan destinos,
en lo efímero de lo infinito.
Media luna en testuz brava,
seda y oro, pura alma.

Y al final, el desenlace.
La dignidad de una muerte,
la que un artista valiente
convierte en rito solemne.