viernes, 18 de diciembre de 2015

Torrehandilla / Torreherberos 2016 (La de lujo. Y III)


     Cuando ya parecía que toda la camada estaba vista, Alberto Morales, que como decíamos en post anteriores tiene su alter ego en el mayoral Francisco Sánchez, me condujo a uno de los últimos cercados que suele destinar a los machos, ése en el que solía estar la corrida de Sevilla las veces que han lidiado en La Maestranza. Sabía que me iba a enseñar el único encierro que tiene destinado para plaza de tercera y, claro, pensaba que iba a ver la cola de la camada, pero…lo que pude contemplar fue un lote de toros de hechuras perfectas. En definitiva, de esos que enamoran. 






       Por ejemplo, hay un castaño claro ojinegro increíblemente guapo, llamado “Lupiciario-65”, puro Camuñas, e hijo del gran semental que fue “Barquero-37”. Ese raceador es el padre de media corrida, porque también engendró a un castaño oscuro de tremenda armonía que atiende por “Abogado-78” y a otro más del lote, negro mulato, reseñado como “Nurtonio-73”.
     También comparten padre otros dos ejemplares de ese cercado, ambos hijos del jabonero “Ablegado”. Uno ha heredado su pelaje y se llama “Voltereta-35”, mientras el otro es castaño ojinegro y atiende por “Biznaga-27”, Por último, dos ejemplares negros con una curiosidad entre sí. Uno de ellos, “Empalagoso-30”, que siempre andaba engalladete, es hijo de “Cabecillo-156”, pero por sus hechuras recuerda mucho a “Tulipán”, indultado en Dos Hermanas, tierra natal del ganadero allá por 2010.
     De este toro, nº 52, se verá este año su primer hijo cuatreño, que es negro y se llama “Caribeño-16”. En definitiva, es la típica corrida que hace 20 años no se le escaparía ni con alas al veedor de una figura del toreo. Pero, por desgracia, vivimos tiempos en los que un matador de los de arriba prefiere lidiar todo lo de una ganadería que conozca, aunque sea un encierro de hechuras poco halagüeñas, que una corrida perfecta pero con el hierro de una vacada de la que tenga menos referencias. 





    
      Así está el patio, pero no hay que ser adivino para intuir que, con las hechuras que tiene la camada del guarismo 02, probablemente alguno de estos toros hará que sus dueños tengan que poner un nuevo azulejo en el perímetro de la plaza de tienta. Allí, los animales indultados que dieron gloria a la ganadería están custodiados por otra cerámica, más grande y bella, donde se recuerda a Isabel García, ganadera de Torreherberos / Torrehandilla, prematuramente desaparecida, pero presente en cada rincón de los que Joaquín Morales levantó en su día para hacer de “La Marquesa” una de las fincas más bonitas de Jaén.

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