sábado, 31 de diciembre de 2011

2011... Un día, Un torero.










En los primeros años de "Los Caminos del Toro", recuerdo que siempre, el último día de diciembre, sacaba a la palestra lo mejor o lo más bonito que, taurinamente hablando, me había traído el año que estaba a punto de terminar.
Y, para seguir con la costumbre, si ahora mismo, cuando faltan apenas seis horas para que 2011 doble, tuviera que decir cuál es el mejor recuerdo de este año, sin duda éste sería el que me lleva hasta la tarde del sábado 10 de septiembre en Andújar, la tierra donde hago mi día a día.
No creo que descubra América si digo a las claras que mi torero siempre ha sido Juan Serrano "Finito de Córdoba", como antes lo fue Emilio Muñoz, y antes aúnJosé María Manzanares padre. O como ahora mismo son Manzanares hijo, o Morante. O como en el futuro va a serlo David Galván. O como, desde el primer día que lo vi, lo ha sido ese pedazo de torero que es Marco Antonio Gómez.
A mí, como aficionado, me fastidia leer y oir lo que algunos piensan sobre El Fino, que si hubiera sido un hombre más "sumiso" al poder establecido, ahora mismo sería un torero de culto en el aire de Juan Mora o de Julio Aparicio. Pero no, nunca se quiso doblegar a nadie, así que se puso de moda darle leña, y leña que le dan. No digo que sin razón a veces, pero desmesurada casi siempre.
Pero yo siempre disfruto cuando lo veo. Cuando tiene su día, nadie torea como él. Nadie. Y este año tuve la suerte de encontrármelo dos tardes en ese aire. Una, en Sanlúcar, otra en Andújar.
Aquí, en Andújar, anduvo sublime con el que abrió plaza, un toro fácil y agradecido de Juan Pedro con el que bordó el toreo. El quinto (porque la corrida era de ocho toros), fue otra cosa. Sin ritmo, queriendo soltar la cara y coger con el pitón de fuera, era el toro típico con el que Finito normalmente habría abreviado.
Pero en vez de tirar las tres cartas hizo el esfuerzo, fue el mismo Fino que a mí me extasió hace años, y se impuso al toro. Hubo lances de los que se te quedan en la retina, naturales y derechazos de esos que te reconcilian con el toreo, y muletazos accesorios de esos que te hacen pensar que Juan Serrano es, sin duda, uno de los mejores toreros que ha parido madre.
El toro se llamaba "Cantaclaro", marcado con el nº 61, había nacido en noviembre de 2006 y era negro listón bragado, de Juan Pedro Domecq. Y a mí no se me olvidará mientras viva, porque "El Fino", después de coger muleta, espada y montera, se vino para mí y me lo brindó. A mí, que no suelo tener relación con toreros, que siempre procuro ir un pasito por detrás, pero que admiraba al Fino de Córdoba desde que lo vi una tarde de 1989 en la feria de Jaén, y que ese día hacía justo dieciocho años que, en la misma plaza, había levantado un monumento al toreo con un toro de Gabriel Rojas.
Dicho está y escrito queda. Por lo que pasó y por cómo pasó, ese sábado 10 de septiembre de 2011 me acompañará como aficionado el resto de mis días, porque, ofú... ¡¡¡ cómo estuvo ese torero, mi torero, en Andújar, mi tierra !!!


P.S.: Las fotos son de Melchor Rodríguez, un fenómeno gracias al cual quedó testimonio gráfico de una de esas "faenas secretas" de la temporada.

sábado, 24 de diciembre de 2011

viernes, 16 de diciembre de 2011

Torrehandilla, en Pamplona.

Siempre he dicho que Jaén, taurinamente hablando, tiene un potencial tremendo, pero también que, por desgracia, está lejos de todos sitios. Los toreros que han funcionado nunca se han quedado a vivir en ella, y los ganaderos han visto cómo, a pesar de que la A-4 atraviesa la provincia de norte a oeste, los veedores importantes pasaban siempre de largo, y cuando se paraban en alguna vacada, la visita era más protocolaria o de compromiso que para reseñar en firme una corrida o novillada.
Afortunadamente, en los últimos años una ganadería está rompiendo este mal bajío, y lo importante es que sirva como mascarón de proa para otras muchas.
Estoy hablando de "Torrehandilla-Torreherberos", propiedad de la familia Morales, que ya sabe lo que es anunciarse en la feria de Sevilla, y para la que este 2012 que ya bufa en chiqueros va a ser el año más importante de su breve historia ganadera.
Para empezar, La Maestranza, donde repetirán después del éxito de este año, y después plazas de tanta solera como Nîmes, donde la divisa roja va a debutar. Pero, lo que más llama la atención por la personalidad de la plaza, es que la ganadería jiennense tiene reseñado un lote para Pamplona y confirmada ya su presencia en la Feria del Toro. Es curioso cómo en las muchas quinielas que pululan por ahí este nombre no aparezca, cuando todo está ya cerrado.
Más aún, el toro que ilustra este post es uno de los que viajarán en los últimos días de junio a la capital navarra. Se llama "Víbora", es hijo del semental "Rebueno", y no quiero ni pensar el trapío que tendrá cuando llegue esa fecha, máxime si tenemos en cuenta que esta foto es de la pasada primavera, y desde que se hizo hasta que el toro se lidie habrá pasado casi año y medio.
En fin, que para mí, como residente en estas tierras y como aficionado, es toda una satisfacción que estos toros de Vilches se anuncien en Pamplona. Habría que remontarse hasta 1987 para ver una ganadería de Jaén en esa feria, porque ese año fue cuando Javier Araúz de Robles soltó la corrida que se lidió el día del santo patrón. Y después, sólo "Miranda y Moreno" ha lidiado allí, pero novilladas picadas.
Ahora, cuando se van a cumplir 25 años de aquel 7 de julio de 1987, con Robles, Esplá y Mendes en el cartel, que dieron cuenta de seis cárdenos criados en "El Burguillo", el Jaén ganadero volverá a tener protagonismo en Pamplona. Lo dicho, una alegría.