Llevaba ya unos pocos años sin pisar la "Dehesilla Burguillo", que aún estando prácticamente extramuros de Bailén, sin embargo pertenece al término municipal de Guarromán. Allí tiene sus animales de saca Javier Araúz de Robles, uno de los ganaderos con más solera de la provincia de Jaén. Pero estas tierras han sido azotadas por la crisis, y la vacada que no ha desaparecido ha visto mermado en gran medida su número de cabezas. Y, el otro día, en "El Burguillo", a mí se me caía el alma a los pies contemplando el cercado de los cuatreños, que siempre vi lleno de toros, completamente vacío. Ojalá vuelvan pronto aquellos tiempos.
Javier Araúz de Robles sólo lidiará una novillada picada, con reseña para Madrid, a lo largo de esta temporada 2016, y el motivo de nuestra visita era ver la lidia a puerta cerrada de un cuatreño, el nº 33 del guarismo 2 por parte del matador linarense Antonio José Lorite. El toro, entrepelado oscuro, muy en el aire de la casa sacó buen son por el pitón derecho, pero el ventarrón reinante hizo que el torero pocas veces pudiera manejar los engaños a voluntad.
Pero aún así, tuvo ocasión de cincelar algunos momentos de gran trazo, sobre todo por ese pitón derecho que apuntábamos antes. Y de eso pudimos disfrutar los presentes, entre los que por supuesto se encontraban el ganadero y su esposa, Ana María Dávila de Araúz, y también un hombre de campo que ha sido imprescindible durante los últimos años en esta divisa. Es Antonio Luna, mayoral de la casa desde hace muchísimos años, pero que sigue manteniendo la misma chispa que ya se gastaba cuando tuve la ocasión de conocerlo, hace ya más de un cuarto de siglo.
Acabó la tarde con la climatología completamente de espaldas, poco menos que augurando la granizada que sobre estas mismas tierras iba a caer en unas horas. Viento y frío no son buenos aliados para templar muñecas, pero sí para estar en el campo.Y en él se quedó Javier Araúz de Robles, con muchos años a las espaldas, pero todavía con los arrestos suficientes como para montar a caballo y hacerse así el largo trecho que hay entre la plaza de tientas y el caserón de "El Burguillo". Ay, ! qué ganaderos más buenos hemos tenido en Jaén !