Esta misma tarde torea Paco Ureña en Cieza una de Victorino, que
supongo será la toma de contacto perfecta antes del compromiso que el próximo
miércoles 13 tiene en la Maestranza de Sevilla. Lo cierto es que la preparación
del murciano no cesa, siempre atento a los consejos que entre vaca y vaca le daba Víctor Hugo, o esos otros que, sobre terrenos,
distancias y alturas le iba diciendo en momentos puntuales y acertados Manolo
Sánchez, el hombre que la Casa Chopera ha puesto al lado de Ureña.
Tener
al lado a alguien que ha tenido tanta clase toreando como Manolo seguro que
influye en las formas toreras de Paco, aunque manejando el capote a mí se me
antojó ver el poso que dejó en él otro súper-clase, Manolo Cortés. Lo dicho,
que me sorprendió el concepto que va buscando Ureña y que, a poco que los toros
le ayuden (y él es un hombre con fortuna en los sorteos) acabará desarrollando.
Casi
dos horas después de su comienzo, acabó el tentadero, del que Paco salió
escopetado y con los trastos montados, clara prueba de que esa misma tarde
tenía otro compromiso campero. Pero eso sí, la misma noche del tentadero, ya en Madrid, Ureña tenía los zapatos, que salieron de Andújar llenos de polvo, más relucientes que si fueran nuevos. No en balde, para eso "gasta" un mozo de espadas de tanta categoría como Juanvi de la Calle.
Y mientras Ureña devoraba kilómetros buscando el muletazo soñado, nosotros nos quedamos un rato más en “Las Navas de
Pedro Bagar”, casa matriz de los Sorando, donde los árboles -ahora sí- anuncian
que la primavera es imparable, y la libreta del ganadero acababa de sentenciar
el destino de tres vacas bravas.
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