miércoles, 2 de agosto de 2017

Los hijos de "Huelvano"



     Aunque algunos opinen lo contrario, quiero pensar que a todos los que nos gusta el TORO, a los que lo vemos en su hábitat natural, nos enamoramos de su magia y luego estamos expectantes por conocer su comportamiento en la plaza, nos agrada conocer "interioridades" del ganado bravo. Esas que cuentan  cómo ha ligado tal o cual semental,  qué tal ha sido el comportamiento de cierta vaca o cuál fue el final de algún toro determinado. Que para eso cada uno tiene su nombre, su reata y su historia. Relatos se saben de cercas para dentro, pero que pocas veces transcienden al aficionado, a pesar de ser cuanto menos interesantes.
    En estos días donde algunos han afirmado contemplar la “resurrección” de Cuadri (gentes de poca fe y corta memoria que olvidan demasiado a la ligera la trayectoria de una de las ganaderías con más personalidad del mundo) con sendas corridas lidiadas en la feria de Julio de Valencia y en la de San Ignacio de Azpeitia, es hora de desvelar un nexo común que une a ambas. En Valencia hubo un toro, “Remiendo”, que se llevó el trofeo al más bravo de la feria, mientras en la ciudad vasca el lote se ha erigido con el galardón al mejor encierro de la feria.

     Sin embargo, la fragua de esos dos premios se forja en la soledad del campo seis años antes, cuando estaba bien avanzada la primavera de 2011 y Fernando Cuadri decide que uno de los utreros de la camada, llamado “Huelvano-45”, hijo a su vez de “Lirio-36”, haga las funciones de lo que en esa casa se llama “semental puente”, es decir, que cubra un lote pequeño de hembras antes de volver con sus hermanos de camada para ser lidiado al año siguiente. Y así ocurrió en mayo de 2011, naciendo sus hijos entre los últimos días de invierno y primeros de primavera de 2012. 

"Huelvano-45" en Comeuñas. Abril de 2012.

     Cuando esos becerros estaban aún mamando de las ubres de sus madres, “Huelvano-45” fue embarcado por primera vez. Su destino era la corrida que tuvo lugar en La Maestranza de Sevilla el 17 de abril de 2012, donde torearon Antonio Barrera, Javier Castaño y Alberto Aguilar. Dio en báscula nada menos que 680 kilos, y ese tremendo volumen hizo que quedase como sobrero, volviendo a “Comeuñas” tras finalizar la corrida. El siguiente viaje ya no tuvo retorno, por cuanto un mes y pico después se cargó con destino a Las Ventas, donde el 1 de junio de 2012 fue lidiado en cuarto lugar por Rafaelillo. Esa vez pesó 640  kilos, tomó dos puyazos largos y aprendió pronto en la muleta, hasta el punto de que Vicente Zabala lo definió como “una prenda”. Mientras tanto, en tierras de Huelva, el puñado de vástagos que había engendrado no eran más que terneros de tres meses. 

 "Huelvano-45" embistiendo a la muleta de Rafaelillo. Las Ventas, 1-6-2012 (foto Arturo Delgado)


     Cuatro años más tarde corría 2016 y los hijos de “Huelvano-45” ya eran cuatreños y estaban rematados para lidiarse. Dos de ellos viajaron hasta Valencia para cumplir con su destino en la corrida que tendría lugar el 24 de julio. Pero aquello no empezó con buen pie. Siendo la feria de Julio serían desembarcados en público, y de los tres hermanos de padre que iban uno de ellos, “Sorteador-4” se lesionó y tuvo que ser apuntillado en el mismo ruedo durante la desencajonada. Los otros dos finalmente tampoco acabaron lidiándose y volvieron a tierras onubenses. Sabido es que Fernando Cuadri suele echar a las calles los toros que van pasándose de edad al final de cada temporada. Pero estos los aguantó. Sabía lo que se hacía.
     Pasaron los meses, llegó 2017 y con él la corrida de San Isidro que dio pábulo a los agoreros. Poco tiempo faltaba para que se diesen un punto en la boca, algo que ocurrió en la siguiente cita de la divisa. Fue en Valencia, nuevamente por Julio y otra vez con desencajonada, como es tradicional. Cuando se abrió la puerta de uno de los cajones apareció de nuevo “Remiendo-9”, que salió sabiendo que ya había pisado esa arena antes. Esta vez sí pasó los fielatos, cupo en suerte a Román (que también estaba acartelado el año anterior) y salió como tercero de la suelta. El resto es historia y “Remiendo”, que era uno de los hijos de “Huelvano-45”, ha sido declarado mejor toro de la feria. 

 "Remiendo-9" en "Comeuñas"(foto Gilberto)

 "Remiendo-9" y Román. Valencia, 30-7-2017 (foto Jacobo Silvestre)

     En aquel viaje que "Remiendo" hizo a la plaza de Valencia en julio de 2016  le acompañó su hermano “Corretaje-39”, que apenas unos días después de lidiarse el primero fue desencajonado en el ruedo de Azpeitia. Sorteado el pasado domingo, le cupo en suerte a Alberto Lamelas. Cuentan los que estuvieron allí que fue el típico toro encastado de Cuadri, no fácil para el torero pero muy de público por su empuje y transmisión. El caso es que la temperamental embestida de “Corretaje” fue decisiva para que su ganadería se haya llevado el premio a la mejor de los Sanignacios de este año. 

 "Corretaje-39" en "Comeuñas" (foto Gilberto)
 "Corretaje-39" y Alberto Lamelas. Azpeitia, 30-07-2017 (foto Javier Arroyo)

     Y así, en un par de tardes, con la decisiva intervención de dos hijos de aquel toro que había entregado su vida en Madrid cinco años antes, de aquel animal que no se lo había puesto nada fácil a un torero tan poderoso como Rafaelillo, el nombre de Cuadri volvía a estar en boca de todos los aficionados...




     Así se escribe la historia. Lejos estaba yo de pensar aquella mañana de primavera de 2012, cuando Fernando Cuadri y José Escobar “Jou, mítico mayoral de esa casa, me enseñaban la camada prevista para ese año, explicándome algunas curiosidades como la de “Huelvano-45”, que aquel toro estaba llamado a poner cinco años después a su divisa en el sitio que siempre debe ocupar.