viernes, 6 de mayo de 2011

Diez años... y un TORERO





Hoy hace diez años era domingo, un día que amaneció frío y nublado, más febrero que mayo. Y yo tenía que ir a Linares a cubrir la información de un festival homenaje a ese monstruo que es Pepe Fuentes. Hasta ahí, todo normal, y además, el cartel era de verdadera categoría.



Extrañaba, eso sí, que torease el maestro Manzanares, que había puesto punto final (luego, afortunadamente, fue seguido) a su trayectoria en septiembre del año anterior.



Ese "punto seguido" había tenido lugar en Andújar, ciudad donde el maestro se vistió de luces por primera vez, y donde esa mañana, en "El Turis", el hostal en el que se enfundó por primera vez un "chispeante", le inauguraban un azulejo conmemorativo. Terminado el acto, y tomando un café, apareció la cuadrilla del maestro para contarle qué tal era la corrida del "Marqués", y con ellos venía un joven, de apariencia moderna, que José María me presentó: "Mira, te presento a mi hijo, que dice que quiere ser torero...".



Esa frase la he recordado muchas veces a lo largo de estos años. La primera vez fue cuando, al abrirse la puerta de cuadrillas en Linares aquel 6 de mayo, el que apareció no fue José María Dols Abellán, sino José María Dols Samper, el hijo del maestro... "aquél que quería ser torero".



La tarde, primera en que toreaba en una plaza de obra, fue por y para él, tanto, que el titular de mi crónica fue "...se llama José Mari Manzanares", publicada a la semana siguiente en 6Toros6, que llevó en ese número a su portada la salida a hombros por la Puerta del Príncipe de José Tomás.



Hoy hace justo diez años de aquel festival. Y José María torea en Sevilla en un cartel de máxima expectación. Y ya es no sólo uno de los pocos capaces de abrir la Puerta del Príncipe, sino el torero que tiene loco a la afición de Sevilla y a un montón de aficionados, entre otros, a mí.



Por eso, justo una década después me apetecía recordarlo. Y, otra vez más ha venido a mi memoria aquella frase del maestro Manzana "Mira, te presento a mi hijo, que dice que quiere ser torero..."



Y lo fue, como decían los antiguos, por la Gracia de Dios, y por suerte para nosotros.

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