Me ha costado no pocos dolores de cabeza con mis amigos
de Arnedo reivindicar que las ganaderías de Jaén no sólo estaban para servir
las vacas del Zapato de Plata, sino que en sus dehesas nacían ejemplares que no
desmerecían en absoluto con los de otras divisas que se anunciaban en el de
Oro. Y otros tantos calentamientos de cabeza el decir en voz alta que había más
ganaderías en Jaén que Giménez Indarte para anunciar en marzo. Que sí, que todos sabemos que Enrique Giménez ha metido el hombro en esos tentaderos como nadie, pero se
había llegado a un punto en el que la alternancia de divisas era la única
fórmula válida para que los ganaderos ofrecieran esas vacas que en los últimos
años comenzaban a escasear.
Y, como si
esas plegarias hubieran sido escuchadas y como quiera que Enrique vendió este
invierno su ganadería, a últimos de 2014 el veedor Alberto Encinas y después la Comisión Organizadora se
dieron una vuelta por “Santo Domingo”, donde pastan los machos de Los
Ronceles, divisa muy joven, aunque de sobrada solera, ya que nace de la
partición de la primitiva ganadería de Jiménez Pasquau. Sus dueños son Alvaro,
Diego y Curro Jiménez Fernández-Bugallal, hijos del malogrado Francisco Jiménez
Pasquau, a la sazón hermano de Juan Pablo, quien llegó a ser presidente de la
UCTL.
La vacada
está formada en base a hembras y sementales de encaste Domecq por distintas
vías, ya sea Algarra, El Torreón, Casillón, Buenavista o Zalduendo, y en “Santo
Domingo” los arnedanos descubrieron una novillada sin picadores preciosa,
perfecta para sus fiestas de San José.
Hace una
semana a estas horas todavía no se habían embarcado, y hoy ya podemos hablar de
llegar y besar el santo. Porque en Arnedo no regalan nada, y menos las vueltas
al ruedo para un novillo. Y ese fue el premio que consiguió el castaño
“Rayón-28”, hijo de la nº 178 del hierro de Casillón y de “Jaquetón-10”, que
lleva a fuego el pial de Los Ronceles y aparece en una de las fotos de este
post. Por cierto, este semental, nacido en 2004, es el más veterano de la
vacada, y su reata es tan buena, que el abuelo paterno es “Zíngaro-62” de
Jandilla, y el materno nada menos que “Decidor-27”, de Luis Algarra.
De esa alquimia maravillosa surgió “Rayón”,
y también los toros que el próximo Viernes Santo serán lidiados en Benidorm por
Finito de Córdoba, Miguel Abellán y El Fandi. Pero antes de que esos seis cuatreños sean embarcados un “hermano
pequeño” puso el listón muy alto en el siempre exigente Arnedo Arena. Y yo, por
muchos motivos, no sabéis cuánto me alegro. Entre otras cosas, porque una vez
más se ha demostrado aquello de que los toros se parecen a quien los cría.
Aunque hay excepciones, claro…
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