Tiempo de verano y, aún, de tentaderos. Como el que nos
ocupa hoy, que tuvo lugar en casa de Paco Sorando cuando aún no habían venido
las horrorosas calores que, por ejemplo, ayer hicieron de esta zona un
auténtico infierno.
Hace unos días Paco le encerró a Daniel García, novillero
de Vilches, tres eralas, convirtiéndose así en el único torero que ha repetido
invitación este año a “Las Navas de Pedro Bagar”. Junto a él, su padre, Antonio
García, uno de los grandes picadores que ha dado esta tierra de Jaén que,
por un día, tomó el testigo de Paco Espinosa, el mayoral de Sorando, a la hora
de medir la bravura de las vacas en el caballo.
No descubro América si escribo, porque ya lo he hecho
antes, que actualmente la gran esperanza de futuro en la provincia de Jaén, si
hablamos de los que visten de luces, es Daniel García. Ya lo dejó claro cuando
debutó de luces hace un par de años en Linares. Y más aún en el
debut con picadores, que tuvo lugar en la pasada feria de San Miguel de Ubeda,
donde además demostró que la buena clase toreando no está reñida con el valor.
Apoderado por
Tomás Campuzano, que no pudo acompañarle a este tentadero, ha tenido la
desgracia, como todos los de su quinta, de encontrarse con la situación más
puñetera que desde hace años han tenido que sufrir los novilleros con
picadores, que ven cómo los festejos en los que deberían actuar y rodarse se
han reducido al mínimo. Así que sólo les queda el cartucho de las plazas
grandes, o de las ferias de novilladas que tienen lugar a partir de agosto para
reivindicar lo que quieren ser.
Mientras
tanto, Daniel sigue puliendo sus armas en la privada soledad del campo. Torero
poderoso, de manos bajas y trazo largo y dominador, así se mostró con cada una
de las tres vacas que toreó en casa de Paco Sorando, una de las cuales, en un
gesto que yo nunca había visto, brindó al ganadero en agradecimiento por todo
el apoyo. Y también, de cierto novillo en Baza que le abrió las puertas a ser
apoderado por el pequeño de los Campuzano. Dicen que de bien nacidos es ser
agradecidos. Y, también, que se torea como se es.
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