Una tarde de toros en Linares siempre dio para mucho, desde esas mañanas en el patio de caballos donde se congregaban multitud de aficionados y terminando con todo lo que daban de si los hasta cinco festejos que llegó a tener el ciclo. Este año, apenas ha habido una sin caballos y una corrida de toros que, claro está, fue el espectáculo que llevó más gente a la plaza en una tarde, la del domingo 30 de agosto, nublada y con amenaza de tormenta. No voy a contar lo que pasó, porque es algo que ya he hecho en otros medios, pero sí a dejar un puñado de imágenes anecdóticas de esa solitaria corrida de San Agustín 2015.
Desde el patio de cuadrillas se ve el hotel Cervantes, donde por última vez se vistió de luces Manolete.
Calamardo, Fernando Domecq, Enrique Giménez y el mayoral Manuel Diego pendientes de las cosas de Daniel Ruiz (un poema la cara de Fernando)
Morante doblándose por bajo en el patio de cuadrillas. Menos mal que después no lo hizo. Y eso que su lote fue el peor.
Se torea como se es. Y se torea como se está. Talavante anda gozalón...
Mil amigos en los tendidos. Y casi treinta años de su debut aquí.
El espectador del otro día invitó a tres amiguetes, y los balcones pusieron el "no hay billetes".
Sale el toro y ya, la atención, al ruedo.
Zalduendo en cárdeno
El secreto lo sabrá Fernando Domecq. Qué a tiempo vendió...
"Ofensor-26", cinqueño, primero de la tarde. El "muchacho" estuvo el año pasado como segundo reserva en Ronda, en junio de 2015 como sobrero en Istres y dos días después ya estaba en la plaza de Badajoz. Al final acabó en Linares. Lo cierto es que varios toros del otro día eran viajeros.
Claro, que eso lo sabrán mejor los veedores. Como "Currillo", un portento campero, primero tentando y ahora embarcando.
Y Joaquín Ramos, el mejor entre los mejores, ahora fichado por la FIT. Ay, si esa libreta hablase...
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