La pena fue que el triunfo, por las espadas en el caso de Ponce, por el mal lote que cupo en suerte a Morante, y porque no se le puso al presidente si hablamos de Talavante, se esfumó y la puerta grande continuó cerrada hasta el año que viene...que veremos qué nos encontramos para agosto. Al final va a ser cierto eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Hablando de tiempos pasados, Luis Fernández "Jocho" reverdeció laureles y saludó tras banderillear al primero.
En casi todos los toros se sacaron rehiletes con la bandera española. Buena costumbre.
Juan José Trujillo, uno de los que mejor anda con ellos.
Y José Antonio Carretero, grande entre los grandes. Menos mal que estaba él allí para poner orden en el quinto.
Que bravo, lo que se dice bravo, no era, sino todo lo contrario.
Más manso aún fue el tercero, que salía de huida en cuanto tenía ocasión, incluso en mitad de una gaonera.
Precisamente el quinto lo brindó Morante a Vicente Amigo. Nadie daba un duro por el toro, pero el de La Puebla le sacó un puñado de muletazos bellos de verdad.
Le dio por apuntillar al que abría su lote, pero falló y tuvo que recurrir al descabello.
Sebastián Palomo, leyenda viva.
La policía pendiente, por si acaso...
Marisa Fernández, de Cultoro, "refugiada" dando su crónica. No te preocupes, compañera, si ladran mucho, pero luego no muerden. Si acaso un arreón y ya está...
Ponce hizo el paseíllo embutido en el capote que le habían entregado un par de días antes en Almería. Veinte años atrás, ese mismo 30 de agosto, había toreado en Linares junto a Espartaco y Finito de Córdoba. Enrique es...incombustible.
Y brindó el cuarto toro a Enrique Giménez, antiguo propietario de Giménez Indarte y uno de los dueños de la plaza. Un detalle de bonhomía, y también de señorío.
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