sábado, 4 de julio de 2015

UN centenario y ni UN recuerdo

     A mí hay cosas que me duelen. Entre ellas, mi ciudad, su “particular” idiosincrasia y las cosas que por culpa de nuestra forma de ser -secular, por cierto- ocurren en esta bendita Andújar, donde el reconocimiento a las personas y los hechos dura “lo que dos trozos de hielo en un whisky on the rocks”. Uno, por suerte, lleva ya muchos kilómetros a las espaldas viendo toros, presentando actos o yendo como invitado a ellos en multitud de plazas de España, Francia y Portugal, y la inmensa mayoría de ellas reivindican su historia, porque el futuro sólo puede asentarse si ha habido presente y, más aún pasado.
     Poco antes de primavera tuve el placer de moderar una entrevista cara al público con Eduardo Miura en Roquetas de Mar, coso de nueva creación. Y se me caía la baba viendo lo cuidado de aquellas instalaciones, pero también el mimo puesto en un museo taurino bellísimo. Y eso, cuando la plaza apenas si va a cumplir 13 años en un par de semanas.

     Aquí, en "mi" Andújar, hay una de arquitectura singular, que el próximo 25 de julio cumplirá 117 años. Sí, más de un siglo para un recinto por el que han pasado todas, absolutamente todas las figuras del toreo. ¿Y, qué hay allí?. Nada, herrumbre por donde pises, mal cuido y dejadez. Fue una pena que hace años -enésima oportunidad perdida- el Ayuntamiento dejara pasar la ocasión de hacerse con su propiedad.
     Viene todo esto a cuento porque hoy, 4 de julio de 2015 se cumplen 100 años, exactamente un siglo, desde que Joselito El Gallo, o Gallito, "El Rey de los Toreros" hiciera el paseíllo en  Andújar para enfrentarse a seis toros de Murube. Todo un acontecimiento para aquella época, que se podría equiparar (y doy este dato para los más profanos) a si hoy en día lo hiciese José Tomás. Ese mismo año Joselito actuó nada menos que en 102 corridas, todo un mérito teniendo en cuenta los medios de transporte de la época, y a últimos de temporada cortó la primera oreja que se concedió en La Maestranza de Sevilla.

     Cuando aquel primer domingo de julio se encerró en Andújar con seis toros venía José de torear el 29 de junio en Valencia, y su siguiente compromiso lo tuvo en Pamplona el 7 de julio. Para la ocasión andujareña eligió una de sus vacadas favoritas -no en balde fue pieza clave para que la familia Urquijo comprara la ganadería de Murube-  con la que obtuvo un gran éxito, por cuanto las crónicas del día hablan de triunfo apoteósico, refrendado además por un lleno hasta la bandera. 
     La expectación fue máxima y los revisteros de la época hablaban de cómo “llegaron todos los trenes ordinarios y un especial de Sevilla abarrotados de viajeros”. Comenzada la corrida, el de Gelves despachó a cinco toros de otras tantas estocadas, puesto que sólo pinchó al segundo de la suelta, único del que no paseó trofeo alguno, y cortó las dos orejas del que hizo cuarto. Además, el festejo, por el que cobró 17.000 pesetas de la época -no 7.000 como erróneamente han asegurado algunos historiadores- contó con la presencia de Machaquito y Guerrita, a quien Joselito brindó un toro. Por cierto, al recriminarle Rafael Guerra lo derecho que había matado al Murube del brindis tratándose de una plaza de pueblo, José le contestó “En Andújar estaba usted y no había más remedio que hacerlo así”. El Guerra remató la conversación sentenciando “Pues anda que si no eres tú el que viene a Andújar, cualquiera me saca a mí de Córdoba”. 
     Pero el pueblo, Andújar, tenía peso específico en el toreo, como muestra que ese 1915, tanto para la corrida de Romería como en la feria de Septiembre, actuó Juan Belmonte. De hecho, esa encerrona fue especial, porque un torero tan grandioso como José sólo realizó tal proeza en 25 ocasiones. Una de ellas, aquí. 
     Esa fue la segunda de las cuatro veces que Joselito toreó en Andújar, plaza a la que volvería en 1917 y 1920, apenas 21 días antes de que “Bailaor” acabase con su vida en Talavera de la Reina, cuando apenas tenía 25 años. Cuál no sería la repercusión social de aquello que La Macarena, que luce en el pecho unas mariquillas que el torero le regaló en 1913 a su vuelta de un viaje de París, vistió de luto ese año.

     Pues bien, hoy se cumple el centenario de aquel hito histórico. Nadie en Andújar lo ha recordado, ni ha propuesto hacer el mínimo acto, ni mucho menos un homenaje, colocando una placa en la plaza de toros, que es lo mínimo que se debería haber hecho. Da igual ser taurino o no, que los gobernantes municipales lo sean o dejen de serlo. Estamos hablando de un hecho histórico que en su día puso el nombre de Andújar en todos los periódicos nacionales de la época, porque toda España estuvo pendiente de lo que pasó aquella tarde en esta plaza. Y eso merecía -y merece- un recuerdo perenne.

      Por eso me da lástima, mucha lástima, que ese recordatorio sólo haya llegado en este humilde blog. Ya decía al principio que hay cosas de esta ciudad que  me duelen tanto…entre ellas, la falta de memoria. 


“Los hombres y pueblos sin memoria de nada sirven,
ya que no saben rendir culto a los hechos del pasado
que tienen trascendencia y significación;
por esto son incapaces de combatir
 y crear nada grande para el futuro”
Salvador Allende



1 comentario:

Unknown dijo...

Hola Luis Miguel Parrado si todos o casi todos sintieramos nuestro Andújar como mas de uno lo sentimos ANDUJAR seria hoy muy distinta de lo que es, todos tenemos nuestra historia hasta yo un simple y humilde albañil hijo de una familia todos albañiles mi padre Manuel Salas León fué un gran albañil uno entre los mejores gracias a su sacrificio fue muy grande profesionalmente......................y sin estudios nacio en el año 1.908 tiene muchas obras por la ciudad yo seguí sus pasos junto a el mi maestro y recuerdo muchas cosas que me decía consejos como................es mas facil encontrar en un pajal una agua que un caballero en Andújar hoy día tu mismo señor Parrado puedes opinar al respecto como persona de mundo en tu profesión uno llega a dudar que esto no es posible que nos esté pasando pero es lo que realmente nos lleva pasando desde hace muchos años también me decía otro de los muchos que ya no recuerdo aunque esté sí "Andújar es una jaula muy bonita pero con unos pajaros muy malos dentro" yó personalmente lo ratifico soy el padre de Manuel Salas Solas nos encontramos viviendo desde hace muchos años en Alcalá de Henares un dia recuerdo haberte saludado en una corrida en Andújar me lo dijo mi hijo Manolo. Un saludo