Mañana, en Jaén, es un día para la ilusión de los que
sentimos la Tauromaquia como algo propio y creemos que el futuro de la Fiesta
está en inculcarla a los niños con la misma naturalidad que nuestros padres y
abuelos lo hicieron con nosotros.
Mil esfuerzos ha hecho la escuela taurina de Jaén para
poder echar adelante el festejo de mañana, 4 de julio. Todos han metido el hombro, desde los directivos de
la institución, con Don Manuel Díaz Meco a la cabeza, pasando por Antonio Sutil, Manolo Fuentes, Verónica Ruiz o Joselito Rus, que me consta se desvive por los pequeños que quieren ser
toreros el poco tiempo que le queda libre a uno de los hombres de plata más
destacados de nuestro tiempo.
Tras no pocas vicisitudes han conseguido ver en la calle
el cartel de la novillada en clase práctica de primer sábado de julio, a partir
de las 19:30 horas. En ella, con entrada libre hasta completar aforo, y ante novillos de Moragón -ganadería con sangre
Núñez vía Carlos Núñez y Apolinar Soriano- actuarán Curro Castillo, Odei “Ruiz
de Jimena”, Juan Melchor y Antonio Luis Fernández, los cuatro surgidos y hechos
en la escuela de Jaén, completando el cartel la cordobesa Rocío Romero, de la
escuela de Écija, a la que apodera Antonio Jiménez “Ecijano II”, y que tiene un
corte de torero extraordinario.
Pero no quedará ahí la cosa, porque finalizada la clase
práctica se soltarán dos becerritas para los alumnos más jóvenes de la escuela
jiennense, algunos de ellos de muy corta edad, pero con afición desbordante, y para
los que el festejo de mañana supondrá la primera vez que se pongan delante de
un animal bravo.
Yo, por cercanía, sé de primera mano la historia de
Fernando Menárguez, un chiquillo de Andújar, enamorado del toreo, con una
afición tremenda, al que descubrí el año pasado en una exhibición de toreo
de salón que la empresa RB Producciones Taurinas organizó para la feria de
Septiembre. Por aquél entonces Fernando tenía apenas 7 años, y me dejó embobado
al verlo manejar los trastos (como muestra, la foto que ilustra el post, tomada
aquel día). Tiempo después se apuntó a la escuela de Jaén y mañana iniciará una
andadura que ojalá sea bonita, muy bonita.
El otro día estuve hablando un rato con él y no sabéis
cómo le recarga a uno las pilas compartir conversación con un niño que tiene
una afición a prueba de bombas y la pureza de pensamiento que
muchos se van dejando en el camino, además de ser un ejemplo de educación y
modales, algo que por desgracia cada vez se ve menos, pero que es moneda de
cambio entre los que quieren ser toreros.
Mañana es su día, su primer día, y también el de algunos
chiquillos más de esa escuela. Yo estaré allí, y mientras escribía estas líneas
recordaba cómo el 3 de julio de 1988, hoy hace 27 años, también hubo una sin picadores en Jaén con
mucho ambiente en los tendidos, e incluso una pareja de novios recién casados
esa mañana, que del banquete se fueron a los toros vestidos aún con el traje
nupcial.
Y he pensado para
mis adentros “mira que si dentro de otros tantos Fernando o alguno de sus
compañeros es figura del toreo…”. Lo dicho, qué bonito es tener ilusión. La
ilusión del toreo.
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