La novedad era Cayetano, que se presentaba el pasado domingo en la plaza de Santisteban del Puerto. Me cuentan que a su apoderado, Curro Vázquez, a pesar de ser de Linares y de haberse hecho torero en estas tierras, le sorprendió - y no le gustó demasiado- que los toros que por la tarde iban a ser lidiados por su poderdante fueran corridos uno a uno en el encierro matutino por las calles de la ciudad. Encierro que, a la postre, se saldó con dos heridos graves.
En los momentos previos, ya liado, andaba impaciente Cayetano por hacer el paseíllo, e incluso se lo notaba inquieto ante la tardanza de la presidencia en sacar el pañuelo. Pero
claro, las colas eran tremendas para acceder a la plaza y hubiera sido una
osadía comenzar el espectáculo con pasillos y bocanas llenas de gente.
Después, cuando salió el toro, el menor de los Rivera mostró
su buena concepción del toreo pero, paradójicamente y a pesar de ser un matador que lleva
ya unos cuantos años de alternativa, una falta de técnica que no casa con ni
con esa trayectoria ni con el número de corridas que lleva toreadas. Y eso que
sorteó el mejor lote, compuesto por uno de Collado Ruiz que tuvo muy buen
embroque y otro de Albarreal que tras haberse aquerenciado en chiqueros durante
el tercio de banderillas, regaló después un puñado de buenas embestidas. Saludó
en uno y le cortó una oreja al otro tras sufrir un revolcón mientras
descabellaba.
Lo dicho, que se le
nota toreado a la par que bisoño, aunque las fotos contradigan a las palabras.
Claro, que las féminas que le jalearon todo y le dijeron todo tipo de piropos
-algunos muy fuera de lugar- seguro que no están de acuerdo con lo aquí
escrito. Qué se le va a hacer…
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