Mañana de primavera que se antoja como un oasis entre el mar
de lluvias que llevamos no sé si disfrutando o soportando desde hace unas
semanas. El campo, espléndido, y ese pedazo de finca que es “Las Navas de Pedro
Bagar”, pleno corazón del campo bravo de Andújar, que se abre bellísima a la
vista nada más pasar los predios de “Medianería”, de Flores Albarrán.
Mañana de tentadero, donde Paco Sorando le echó tres vacas a Javier Moreno “Lagartijo”,
novillero cordobés que el año pasado devolvió la ilusión por el futuro a sus
paisanos el mismo día que se presentó con los de castoreño en Córdoba. No pudo
zanjarse mejor aquella tarde de mayo de 2015, porque Javier le cortó las dos al
último de Luis Algarra y salió a hombros por la puerta más grande del toreo en
Córdoba, la de Los Califas.
Sin embargo, de poco
le ha servido ese triunfo, puesto que este año se ha quedado fuera de la feria
de La Salud, una esperanza que, con todo merecimiento, albergó hasta última
hora. Pero las cosas de los despachos son como son y Lagartijo tendrá que ver
este año los toros desde el tendido, no porque no lo hayan contratado, sino porque ni siquiera va a haber novillada picada en el abono de Córdoba. Y luego hablan de promoción de futuro. En
fin…
Volviendo a esa mañana de tentadero, el novillero cordobés
dejó claro que es un torero con personalidad propia a lo largo de un tentadero
que se prolongó hasta mediodía, donde dejó su impronta tanto manejando la
muleta con ambas manos como en el toreo accesorio, que domina con variedad y
gusto.
Presenciando el tentadero, los justos, porque fue casi
privado. Así, como invitados sólo estaban Agustín Parra “Parrita”, matador de
toros cordobés y apoderado desde esta temporada de Lagartijo; Blanca Rojas, el propio Paco Sorando y la que
para mí fue gran alegría de la jornada, Alicia Valenzuela, que llevaba sin
acudir a un tentadero desde que desgraciadamente la familia decidió deshacerse
de la ganadería de bravo que había sido razón de su vida. Pero el tiempo, que
lo cura casi todo, hizo que mi amiga Alicia volviera a disfrutar de un día de
campo como aquellos que vivió en "La Centenera" durante tantos y tantos años. Y que sean muchos
más, porque en la vida lo que hay que hacer es mirar siempre "p'alante".
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