jueves, 12 de mayo de 2016

"Lagartijo", personalidad en Paco Sorando



     Mañana de primavera que se antoja como un oasis entre el mar de lluvias que llevamos no sé si disfrutando o soportando desde hace unas semanas. El campo, espléndido, y ese pedazo de finca que es “Las Navas de Pedro Bagar”, pleno corazón del campo bravo de Andújar, que se abre bellísima a la vista nada más pasar los predios de “Medianería”, de Flores Albarrán.
     Mañana de tentadero, donde Paco Sorando le echó  tres vacas a Javier MorenoLagartijo”, novillero cordobés que el año pasado devolvió la ilusión por el futuro a sus paisanos el mismo día que se presentó con los de castoreño en Córdoba. No pudo zanjarse mejor aquella tarde de mayo de 2015, porque Javier le cortó las dos al último de Luis Algarra y salió a hombros por la puerta más grande del toreo en Córdoba, la de Los Califas.








     Sin embargo, de poco le ha servido ese triunfo, puesto que este año se ha quedado fuera de la feria de La Salud, una esperanza que, con todo merecimiento, albergó hasta última hora. Pero las cosas de los despachos son como son y Lagartijo tendrá que ver este año los toros desde el tendido, no porque no lo hayan contratado, sino porque ni siquiera va a haber novillada picada en el abono de Córdoba. Y luego hablan de promoción de futuro. En fin…
     Volviendo a esa mañana de tentadero, el novillero cordobés dejó claro que es un torero con personalidad propia a lo largo de un tentadero que se prolongó hasta mediodía, donde dejó su impronta tanto manejando la muleta con ambas manos como en el toreo accesorio, que domina con variedad y gusto. 









     Presenciando el tentadero, los justos, porque fue casi privado. Así, como invitados sólo estaban Agustín Parra “Parrita, matador de toros cordobés y apoderado desde esta temporada de Lagartijo; Blanca Rojas, el propio Paco Sorando y la que para mí fue gran alegría de la jornada, Alicia Valenzuela, que llevaba sin acudir a un tentadero desde que desgraciadamente la familia decidió deshacerse de la ganadería de bravo que había sido razón de su vida. Pero el tiempo, que lo cura casi todo, hizo que mi amiga Alicia volviera a disfrutar de un día de campo como aquellos que vivió en "La Centenera" durante tantos y tantos años. Y que sean muchos más, porque en la vida lo que hay que hacer es mirar siempre "p'alante". 

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